Aún recuerdo la mezcla del olor
de la pólvora con la sangre de los franceses… me llamo Baldwin y por si no queda claro por mi aspecto y mis
colmillos soy un vampiro… sí, un vampiro, existimos, existimos desde siempre
aunque no lo sepáis jajaja.
Mi historia comienza en una aldea
al norte de York, mis padres eran campesinos que emigraron a la ciudad atraídos
por la revolución industrial. Buscábamos una mejor vida, pero nuestras
esperanzas se torcieron. La pobreza en la que vivíamos ahora era mucho peor que
antes, mis padres no podían darme de comer, ni siquiera podían comer ellos.
Decidí entonces enrolarme en la armada, esos franceses, dirigidos por su
general Napoleón tenían intimidada a toda Europa. No fue un arranque patriótico
en defensa de Inglaterra lo que me llevó
a partir a España al mando de Wellington, sino una forma de ganarme el
pan y quizá llegar a ser alguien más importante en la vida.
Todo iba bien, íbamos ganando
poco a poco terreno a los franceses, y las guerrillas españolas eran una fuerza
a tener en cuenta, hasta que un día…
Mientras marchábamos hacia Toledo
para enviar un mensaje un grupo de franceses nos emboscó, nos éramos más que
cuatro jinetes, dos cayeron bajo el fuego de los fusiles enemigos, mi otro
compañero y yo luchamos, abatimos a dos de ellos pero enseguida nos rodearon… estuvimos
dos semanas prisioneros, sometidos a terribles torturas, a mi me cortaron una
oreja, dos dedos y me dispararon en los gemelos dejándome incapacitado, me
arrojaron desnudo a la calle. Pedí ayuda, pero nadie me socorrió, hasta que un
hombre encapuchado se acercó a mí, me levantó y me llevó a una choza. Era una
chabola en los arrabales de la ciudad, pero era mejor que la calle… Sólo cuando
estuvimos en su casa me habló… “no sobrevivirás en este estado, te ofrezco dos
opciones, una muerte para siempre o un renacimiento, pero éste no será
agradable ¿qué elijes?”. Quedé trastornado ¿un renacimiento? ¿A qué se refería?
Le pregunté pero sólo me contestó diciéndome que eligiera rápido porque no me
quedaba mucho tiempo. Mi mente moribunda eligió la vida. Todavía dudo si fue la
decisión correcta…
Esa criatura se lanzó a mi cuello
y empezó a beber de mi sangre, y por paradójico que parezca no me dolió. Pero
este placer dio paso a una terrible sensación y después la inconsciencia. Cuando
desperté el tipo estaba de espaldas a mí, con la capucha quitada, se giró:
-Bienvenido a tu nueva no-vida -era una
criatura horrible, pero sentía cierto afecto por él, al fin y al cabo me había salvado la vida- Mas te vale acostumbrarte
a mi fealdad, pues cada vez que te mires en el espejo la contemplarás…
Tuvieron que pasar meses hasta
que comencé a aceptar en qué me había convertido, un vampiro, un nosferatu; y al
que lo había hecho, mi shire, mi nuevo padre, Patrick.
Viví unos años junto a él en los
que me enseñó lo necesario para sobrevivir, y me dijo que era libre, que
explorara el mundo y me mantuviese a salvo, y eso hice.
El primer lugar al que fui fue mi
Inglaterra natal, busqué en vano a mis padres, enterándome tras muchas meses de
que habían muerto. Viajé a las colonias, Egipto, Sudáfrica, la India y volví a
España para contarle a Patrick como me había ido, pero cuando llegué me enteré
de que había sido asesinado, nadie supo decirme cómo ni por qué, ni quién. La
ira que sentí entonces liberó a mi bestia, durante noches estuve asesinando
como un demonio, pensé incluso hasta esperar al alba, pero no lo hice. Largo
tiempo me estuve arrepintiendo de esta actitud que había tenido. Decidí viajar
a Paris, a visitar al shire de mi shire, un tal Jean. Mi shire me hablaba mucho
de él. Me contó que era un antiguo vampiro que se había recorrido Europa
entera, y parte de Asia y África y que tenía un inmenso conocimiento de lo que
no está escrito en los libros. Me contó que tras siglos de viajes se asentó en la
ciudad del Sena y que es uno de los Nosferatu más respetados de Europa.
Tras un largo viaje di con él.
Pase unos años en su compañía, y la de otros nosferatu escuchando historias de
tiempos pasados. Me habló de la Edad Oscura, y de todos los entresijos y
maquinaciones que la estirpe había tenido a lo largo de los siglos.
Estuve trabajando para él como
“comerciante de información”, una tarea muy típica de mi clan… y a eso me he
dedicado hasta ahora. He viajado de aquí para allá comprando y vendiendo
información, ahora me dirijo de vuelta a la tierra donde pasé mis primeras
noches, España, pero una España muy distinta a la que conocí en los albores del
siglo XIX.
Me meto en un barco en Marsella y me dirijo a Barcelona…
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