Que Dios os bendiga a todos en este nuevo año de dos mil y trece de la era de nuestro señor.
Este humilde servidor del señor os agradece las visitas que este medio año habéis hecho a la Capilla, que rondan ya cerca de las seiscientas sesenta y seis docenas, curiosa cifra. Yo y mis acólitos esperamos que el esfuerzo que dedicamos cada semana a escribir estas letras merezca la pena para el enriquecimiento de vuestro conocimiento y el goce de vuestro espíritu.
En estos días, nos ausentaremos de la práctica común para llevar a cabo ejercicios espirituales con el fin de conciliar nuestra moral y nuestra alma. Pero pronto volveremos a esta ardua empresa que el señor nos ha confiado. Hasta entonces sed prudentes y cuidaos del pecado.
Fray Adelbert, en la Villa de Daimiel, a treinta días de las calendas de febrero del año de nuestro señor de dos mil y trece.
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