Una noche fría, pero seca, como
son las noches en el desierto. El aire gélido lacera mi piel
a pesar de mi chaqueta de cuero…Avanzo sin rumbo, sólo sé que huyo…acabo de
encontrar el cadáver de mi amigo Jhory…le habían rebanado el cuello…por mi
culpa…
Me
llamo Freya, Freya Flint. Nací en una humilde familia de Minerea, una gran
ciudad encajada en un valle de las montañas del norte. La minería y la
industria pesada son las principales actividades económicas de la ciudad, es
por ello que mi padre se dedicaba a reparar y reciclar máquinas viejas y
estropeadas. Desde pequeña viví exclusivamente con Marc, mi padre; mi madre
había muerto cuando yo tenía dos años de unas fiebres…por desgracia la escasez
de agua entre las clases pobres es un gran problema para afrontar las
infecciones. Nuestra casa-taller era (y espero que sigua siendo) una nave de
paredes de hierro llena de cables, tubos, engranajes…otras niñas jugaban con
muñecas de trapo, yo de metal…Pronto comencé a interesarme por la mecánica,
veía a mi padre e intentaba imitarlo. A los doce ya arregle mi primer motor, y
tres años después estaba construyendo el cachivache sobre el que voy ahora.
Poco a poco fue cobrando fuerza en mi mente una idea, diseñar una máquina que
condensase el vapor de agua del ambiente y lo purificara para permitir que los
pobres no sufriésemos la sed a la estábamos condenados. Empecé a trabajar en el
proyecto pero me faltaban conocimientos y mis primeros prototipos fueron un
fracaso…necesitaba saber más, ingeniería avanzada, y por desgracia Minerea sólo
entendía de potentes grúas, tuneladoras y vagonetas pesadas. Tenía que ir a la
universidad de la capital, pero ni vendiendo todo el taller de mi padre podría
pagarme la matrícula. Es entonces cuando entra en escena Brogui, un Drünkbalin miembro de “El Gremio”, una sociedad económica integrada por los
principales magnates de la minería y la industria, que gobernaba la ciudad. A
pesar de que Brogui pertenecía a una clase social muy superior a la nuestra,
era amigo de mi padre y a mí me tenía un gran cariño. No sé cómo se enteró de
mi deseo de ir a la universidad, pero se ofreció a pagarme él los estudios. Al
principio me negué, pero insistió: “hacen falta nuevas ideas para este mundo
jajaja”.
Un mes después, estaba
preparando mi equipaje para coger un Aerorrail hacia la
capital. Algo de ropa, herramientas, mi motocicleta desmontada, y Mew, mi
mascota. El viaje fue largo y aburrido…kilómetros y kilómetros de desierto.
Pero todo cambió cuando llegué a la capital pues había agua y plantas por todas partes, el aire no te abrasaba la garganta y todo parecía mucho más vivo, aunque también más corrompido... Todavía faltaba un mes para el inicio
del curso así que dediqué ese tiempo a conocer la ciudad, montar a mi “pequeña”
y adaptarme al nuevo “clima” urbano…
Y
así fueron pasando los años, destaqué entre mi promoción, conocí a mucha gente:
amigos, algún que otro amorío, y en especial a Jhory. Era un chico de la
capital un par de años más joven que yo, pero también muy avanzado en sus
estudios. Pronto comenzamos a desarrollar proyectos y construir cosas juntos, y
un día le conté mi idea sobre la máquina. Le entusiasmó la idea, dijo que sería
revolucionaria…por desgracia lo era, y la revolución no gusta a todos. No sé
cómo pero mi idea secreta se filtró y empecé a recibir amenazas…primero notas,
suspensos inexplicables, posesiones rotas…me instaban a abandonar el proyecto,
pero no les hice caso, hasta que esta noche…
Llegaba
a mi habitación después de una dura tarde de estudio, pues mañana tenía un
examen. Estaba deseando tirarme a la cama y jugar con Mew, pero cuando
entre…Jhory yacía con la garganta cortada sobre mi cama empapada en sangre…no
sé qué ocurrió a continuación…solo sé que ahora me encuentro huyendo a toda
velocidad de la universidad, solo yo, Mew y mi motocicleta…
Nota: Lëhimiad es un juego propio que se ambienta en el universo del mismo nombre, y su autor es nuestro amigo "Java Kimbal"
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