19 sept 2012

De como me inicié en el mundo del rol y otras aventuras dignas de ser contadas

En muchas ocasiones nos ponemos a recordar cómo llegamos a eso de cogerle el gusto de fomentar nuestra imaginación mientras lanzamos dados y no podemos sino esbozar una nostálgica sonrisa. Si mis cálculos son buenos, pronto se cumplirán diez años desde que jugué mi primera partida... en la que, todo sea dicho, hice de máster.



Me estrené con el siempre polémico El Señor de los Anillos (sistema CODA), regalo de mi hermana y mi cuñado. No vino solo, una flamante pantalla del narrador y una aventura introductoria fueron los acompañantes perfectos para mi querido manual. 

No recuerdo qué fue más difícil,  aprenderme el reglamento básico del juego o convencer a mi madre que los juegos de rol no consistían en matar gente e invocar a Satanás. Si, amigos de dados, mi querida progenitora era también presa de la desinformación y del amarillismo de la prensa sobre los juegos de rol (y supongo que a día de hoy lo sigue siendo un poco). Con el paso del tiempo lo fue asimilando y aceptando, aunque sin mucho convencimiento, supongo que al cabo de los meses al ver que no venía a casa en un coche de policía se convenció que lo nuestro no era más que un juego de mesa más como podría ser el parchis o la  oca... solo que mucho más emocionante.

Pero no nos desviemos del tema, ¿cómo fue exactamente nuestra primera partida? 

Debo confesar que no existe una palabra en élfico o en enano que pueda definirla con exactitud... quizás "catastrófica" y no creo que se aproxime a la realidad.

Mis jugadores eran un elfo y tres humanos, a cada cuál más variopinto. Casi ninguno de ellos representaba el ideal que Tolkien quería para sus personajes principales: Eran egoístas, malvados, egocéntricos y con ansias de conquista.

Si a esto le sumamos que yo era un novato de cuidado que no dominaba muchas de las reglas y que mi habilidad para controlar las acciones de los jugadores dentro de unos mínimos brillaba por su ausencia nos encontramos con el elfo apoderándose de una bestia alada de los Nazgûl y capturando a Gollum para utilizarlo de mono de feria por las ciudades, mientras intentaba aparearlo con un trasgo.

Uno de los humanos se hizo hechicero y consiguió vencer a Saruman, sometiendo a todas sus tropas y con el objetivo de conquistar Minas Tirith. 

¿Qué podría salir peor? Que los dos anteriores villanos se unieran en alianza. Se las arreglaron para convencer a Legolas (nuestro querido Orlando Bloom) de que asesinara al senescal de Gondor y así tenerlo más sencillo para conquistar la ciudad blanca. 

¿Consiguieron su objetivo, finalmente? Pues me parece que si, pero les dejé claro que antes el anillo único había sido destruido, por si se les ocurría la maravillosa idea de intentar buscarlo y ya terminar de montar la de San Quintín. 

Con los otros dos jugadores no recuerdo muy bien qué pasó, pero seguro que también hubo disparates por doquier. 


Y todo esto en un par de sesiones de juego. Si, sé lo que estáis pensando, deberían haberme retirado la licencia de Máster en ese mismo momento...

Pero, en fin, pasaron las semanas, fui adquiriendo experiencia en eso de preparar una aventura y narrarla medio bien para conseguir partidas relativamente entretenidas dentro de unos límites que te permitieran no darte de cabezazos contra la mesa de juego. 

De todo eso, como ya he dicho, han pasado casi una década. Qué lejano, pero a la vez que cerca resulta... 

La vena nostálgica es poderosa, y más con estos temas. El pensamiento de que puede que llegue un día en el que tenga que colgar la bolsa de dados me pone melancólico, aunque son en esos momentos cuando recuerdo unas sabias palabras:

"No dejamos de jugar porque nos hacemos mayores, nos hacemos mayores porque dejamos de jugar"


8 comentarios:

  1. Aparear a Gollum con un Trasgo!! joder jajaja...bueno, no me quejo, mi primera partida como máster consistió en llevar al grupo de aventureros a Sudia la tierra de los gitanos donde tuvieron que pedirla al "papa" (soberano de la nación) que les entregase el "malacatón" dorado (un orbe de los dioses)...so epic!

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  2. Joder, sabian lo que te regalaba,, yo durante años estuve reibiendo cajas de AD&D de mundos cuyos settings no tenía, p.ej la caja de dark sun (no tenia compendio de monstruos ni manual psionico) o menzoberranzan (no tenia el cademecum) o Tiempo del dragon para dragonlance sin tener "Relatos de la lanza" y tenía que ir luego comprandomelos yo :) Un lujazo si te regalaban entendiendo lo que te regalaban.

    Porcierto señor Jimi tiene un comentario en G+ :)

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    1. Caballero, no veo el comentario :S jeje

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    2. Joe, esas cajas ahora son una reliquia de incalculable valor! :D Yo tengo el setting de Reinos Olvidados, que conseguí en un salón del manga por 5 míseros euros.

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  3. Lo mejor ha sido lo de gollum, brillante xDDDD Me recuerda a una partida del libro antiguo de Star Wars en la que teníamos a un loro a medio decapitar que solo sabía decir "hijo de puta". Mentes pensantes a punto de estallar.

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  4. Es algo típico querer en tu primera aventura escribir El Señor de los Anillos. Querer toda la épica del mundo y meter todos los detalles habidos en cuatro horas. Es un fallo muy común en masters primerizos. No hay que agobiar a los jugadores con mil detalles sobre el mundo o todas las reglas del manual en la primera partida, siempre es mejor hacerlo progresivamente y así a medida que crece el personaje también crece su conocimiento del juego. Además se verá intrigado con lo cual sentirá que necesita jugar más.

    Otro fallo importante es darles a tus jugadores a niveles bajos muchos regalos y ventajas, ya que si no parece que no se divertirán con un personaje malo. MAL. Hay que aprender a jugar a niveles bajos, al final siempre hay que pensar más las situaciones con un personaje vulnerable que con un tanque. Como ejemplo os pongo mi última partida de Dark Heresy, con dos grupos de 6 personas cada uno. Todos los jugadores tienen un componente bélico importante pero en la primera escena los puse en un ataque en su centro de trabajo donde no tenían armas. Los más perspicaces tuvieron ideas rápidamente para intentar sobrevivir, coincidió con que eran los mayores y mas vieja escuela. Los que están acostumbrados a jugar con fichas dopadas no supieron que hacer, incluso pasaron turnos sin hacer nada, sin ninguna idea sólo porque no tenían un arma y su personaje era un matón.

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    1. Pero vamos, que en la primera partida de rol de tu vida, y más si es como máster, lo normal es cagarla un poco bastante xD

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    2. Por supuesto la primera suele ser caótica, si no, véase mi ejemplo, pero bueno, en esto como todo hay un proceso...

      Respecto a lo de los pjs, estoy de acuerdo en que no es productivo doparlos y que sean semidioses, no obstante también he de decir que cuando uno ya es veterano, o semiveterano, resulta monótono empezar siempre siendo un mindundi que todo el mundo "torea"...a mi me gusta que mis crónicas empiecen con personajes decentes y competentes, y que no sufran grandes evoluciones en el juego (pues lo veo ilógico si el tiempo es corto.

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